Bocados de realidad XLIV
Dos fotos dos historias
Me he dedicado últimamente a revisar con cierta profundidad
las fotos que tengo archivadas sin resolver y, como siempre que lo hago, he
conseguido rescatar o mejor finalizar algunas. Una de ellas es esta que aguardaba
en el baúl nada menos que desde 2010 (aunque la dato en 2018 porque es cuando
finalmente la he terminado de hacer)
Perra vida (2018) |
Es una foto que, a primera vista, puede resultar curiosa e incluso simpática
pero que, sin embargo, para mí es una foto triste. Como sabréis hay personas
que se dedican a criar galgos destinados a la competición como una pequeña,
relativamente, inversión. Durante dos o tres años los crían, por así decirlo, a
cuerpo de rey, dispensándoles todo el cariño que se deriva de sus esperanzas de
éxito. Cuando alcanzan la edad necesaria los presentan a competiciones locales,
si el galgo destaca el propietario recibe ofertas de compra por parte de
aficionados más pudientes económicamente que los presentarán a competiciones de
mayor nivel, regional o nacional, y que prefieren ahorrarse la labor de cría
inicial. Si el perro fracasa, si no está a la altura esperada entonces se
deshacen de él o bien sacrificándolo, generalmente con una crueldad que sirve
de desahogo a su frustración: un tiro de escopeta o ahorcándolo en un árbol, o
simplemente lo abandonan. Ni siquiera les merece la pena gastarse los 25 o 30 €
que cobra el veterinario por ponerle una inyección letal.
Esta escena la observé en un pueblo de Sevilla y me pareció
que corresponde a esa situación, alguien está criando estos galgos con ese
objetivo. Tengo claro que es el hecho de pensar eso lo que me lleva a
contemplar la escena con melancolía, en cualquier caso algo he puesto de mi
parte para que lo sea: la fotografía original tenía un encuadre mucho más
amplio que he recortado buscando que la presencia y el protagonismo de esos
barrotes negros destacando sobre el blanco general de la foto y de ese verdín
que ha crecido en la pared para que conduzcan hacia esa lectura triste de la
foto.
La historia de la segunda foto es muy distinta. Es una foto
muy reciente, de las últimas que he hecho. Hacía varios días que una paloma
dejó un recadito en mi ventana en forma de deposición. La verdad es que, aparte
de la lógica que impone proceder a su eliminación, constituía un estorbo
importante para las fotos que suelo hacer desde mi ventana indiscreta, pero la maldita, o bendita, pereza consiguió
que permaneciera ahí.
La belleza está en tus ojos (2018) |
Lo cierto es que yo la veía bonita pero, claro, adoptarla
como motivo de una foto me parecía una concesión inaceptable a la escatología o
puede que ni siquiera me hubiera planteado hacerlo. Hasta un día en que un
atardecer con unas formaciones de nubes y colores bonitos encendió mi
inspiración y me puse a hacerle fotos.
Me acordé del arte
povera, al que creo que se puede adscribir esta foto con todas las de la
ley y eso me sirvió como justificación para ponerla en Flickr. El algoritmo la
seleccionó entre las 500 mejores fotos del día por lo que apareció en el
apartado Explorar. No ha batido mis
records de visitas y favoritos que está en poder de otra reciente que pondré
por aquí una semana de estas, pero de las que han alcanzado tal condición en
Flickr, 5 que yo sepa, se ha colocado la tercera en ambos parámetros.
A mí me parece una buena foto que, además, plantea una
reflexión en el mimo sentido de la que he hecho sobre la foto anterior y es que,
aunque el fotógrafo intente provocarlas, las emociones, en este caso la
percepción de la belleza, están en el interior de quien la observa y así puede
ser que la naturaleza de lo fotografiado impida a alguien encontrar belleza en
esta foto.
Todo lo cual me lleva a plantearme la siguiente cuestión: en
la primera foto el conocimiento de cierta información completa la percepción de
la mima. Ocurre lo mismo en la segunda donde la naturaleza de lo que aparece en
ella provoca esa reflexión que he puesto más arriba y que añade sentido a la
foto. Ahora bien, muy probablemente el algoritmo de Flickr no tenga conciencia
de esa naturaleza y se limite a valorar formas y colores; aun así, sin ese
contenido añadido la ha considerado una buena foto. ¿Quiere esto decir que sin
ese significado último de la foto hay parámetros para determinar cuándo una
foto es buena y cuándo no lo es? Esta es una pregunta difícil de responder y
que nos llevaría a la cuestión de si la inteligencia artificial es capaz de
apreciar el arte, en definitiva si el arte está en ese contenido añadido o no. Al
parecer los responsables de Flickr piensan que sí o, al menos, que tiene una
fiabilidad aceptable y susceptible de ser perfeccionada. No he analizado en
profundidad los resultados que proporciona el algoritmo de Flickr, lo que
ayudaría a responderla o a saber en qué puto está su evolución. Sí he observado
que en estas selecciones junto a fotos magníficas aún aparecen un buen número
de bodrios.
Comentarios
La segunda foto la había visto con anterioridad en tu cuenta de Flickr, y me había parecido como si fuera agua con grasa lanzada desde un recipiente hacia lo alto, y captada la foto justo en el momento en que va a iniciar el descenso. Me parecía raro concebir y realizar esa foto, pero no me imaginé lo que era en realidad. En cualquier caso, e independientemente de lo que maneje al algoritmo de Flickr, me parece una muy bonita fotografía, y en mi caso, el conocimiento de lo que es no merma para nada mi percepción. Me encanta el bokeh del cielo y las nubes.
Me quedo con las dos.
En uno de los grupos de Flickr en el que estoy inscrito se expone cada cierto tiempo la obra de un fotógrafo. La última ha sido la fotógrafa Ellen Kooi (aquí se puede ver su obra: http://www.camaraoscura.net/ellen-kooi-obras/). Parece ser que sus fotos son minuciosamente planificadas, está claro que generan cierta inquietud pero más allá de eso es difícil saber qué pretende transmitir. A mí me dan la impresión de ser un collage en el que el personaje se inserta de forma brusca. También es cierto que ese personaje que hay en todas sus fotos se lleva absolutamente la atención y tratas, de forma instintiva, de buscar una interpretación a la escena, algo que es inherente a la fotografía, por eso hasta he llegado a pensar que la fotógrafa crea imágenes sin sentido a sabiendas de que cada espectador buscará, y encontrará, una interpretación.