SUB JUDICE
Sin
duda alguna a día de hoy el timón del país está en manos de la
Justicia. Asistimos a diario a la instrucción de sumarios que
imputan a personajes pertenecientes a prácticamente todas las
instituciones públicas y privadas del estado: políticos, banqueros,
empresarios, jueces y hasta la propia Casa Real aparecen incursos en
causas sub judice.
Por
otro lado es de sobra conocido el clima que se respira en la calle,
se habla de los síntomas de recuperación económica pero no se
percibe que se haya hecho nada por sanear la estructura social que
nos llevó de cabeza a la crisis, por lo que la sensación
predominante es el escepticismo. Nadie se cree lo de la salida de la
crisis y si se lo cree piensa que nada ha cambiado y que no
tardaremos mucho en encontrarnos de nuevo en la misma situación, en
definitiva, falta ilusión.
Parece,
o al menos eso nos hacen ver, que las acusaciones incorporadas a los
sumarios son sólidas, que hay pruebas más que suficientes para la
acusación.
Es
de esperar que finalicen pronto las instrucciones y que comiencen las
vistas, incluso ya parecen estar tardando demasiado, aunque hay que
reconocer que los delitos han sido muchos si han de estar en
proporción con el desaguisado perpetrado.
Del
resultado de todos esos juicios depende el futuro inmediato del país:
yo no creo que la gente se indigne, más de lo que está, si al final
la mayoría resultan absueltos, tal es el grado de desánimo que creo
percibir; lo que si creo es que si la Justicia, por así decirlo, les
da su merecido, los retira de la circulación, se generaría una
sensación muy positiva: la de que, a fin de cuentas, el que la hace
la paga y que no existe la impunidad que hoy casi todo el mundo da
por descontada y eso supondría un soplo de aire fresco que quizás
generara esa ilusión por el futuro de la que hoy adolecemos y que
tanto necesitamos.
Habrá
que confiar en que la Justicia se haya mantenido inmune a la
corrupción que tan profundamente ha afectado a este país y lo salve
ahora que estamos en sus manos.
Si
así fuera tendríamos sobradas razones para sentirnos orgullosos de
Ella.
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